“Uno debe desistir el deseo de controlar el sonido, limpiar su cabeza de música, y proponerse descubrir los medios que permitan al sonido ser él mismo, en lugar de un vehículo para las teorías hechas por el hombre o para los sentimientos humanos”
John Cage, Silence, 1961
https://www.youtube.com/watch?v=ASGBGQ2yaMo
Los procesos musicales
No me refiero al proceso de composición, si no a piezas musicales que son, literalmente, procesos. Lo distintivo de los procesos musicales es que determinan simultáneamente todos los detalles nota-a-nota (sonido-a-sonido) y la forma (piensa en una ronda o un canon infinito). Estoy interesado en los procesos perceptibles. Quiero ser capaz de escuchar el proceso ocurriendo a través de la música que suena. Para facilitar la escucha del detalle preciso el proceso musical debe ocurrir extremadamente gradual. Interpretar y escuchar un proceso musical gradual se parece a:
- tirar de una hamaca, soltarla, y observar cómo gradualmente vuelve a quedar en reposo.
- dar vuelta un reloj de arena y observar la arena correr lentamente hasta el fondo.
- pararte en la orilla del mar y observar, sentir y escuchar a las olas gradualmente hundir tus pies en la arena.
A pesar de haber tenido el placer de haber descubierto procesos musicales y de componer el material musical que corre a través de ellos, una vez que el proceso está determinado y cargado, corre por sí solo.
Music as a Gradual Process – Steve Reich – 1968
El plan de Dios
Las Variaciones Goldberg, de Johann Sebastian Bach, consisten en una variedad enciclopédica de géneros y técnicas compositivas. Hay danzas, cánones, toccatas, invenciones, fugas, oberturas francesas y un quodlibet. Constituyen así el ejemplo más importante de la obsesión barroca por la idea de que detrás de la complejidad del universo, hay un orden que todo lo controla: Dios. Estructuralmente, las Variaciones Goldberg consisten en un Aria que presenta el tema, 30 variaciones de ese tema, y la repetición del Aria inicial. Cada variación consta de 4 frases; están agrupadas de a 3, formando 10 ciclos de variaciones; a su vez la obra está dividida en dos partes de 15 variaciones cada una. Una obra (1 aria, 30 variaciones, 1 aria), dos partes (15 variaciones cada una), 3 variaciones (generando 10 ciclos), 4 frases en cada una de las variaciones. Cuando el Aria inicial se repite al final de la obra, después de haber escuchado todas los universos posibles, ya no es la misma Aria.
https://www.youtube.com/watch?v=9aqRaGLea-g
Incitar a la devoción
A fin de que el orden prevalezca en esas iglesias, deberé arreglar la música para que no dure mucho tiempo, y también de manera que no sea operística, sino para que incite a los oyentes a la devoción.
Fragmento del contrato firmado (e ignorado en la práctica) por Johann Sebastian Bach con la ciudad de Leipzig en mayo de 1723.
En mi juventud he estudiado muy duro
Por favor no piense que cuando hablo de mi extremada ignorancia musical estoy cayendo en una simple travesura. Es la verdad, simple y pura. En mi casa casi no hay música, no he ido nunca a una biblioteca musical, o una editorial, para echar una mirada a una pieza musical, me mantengo al día con algunas de las mejores óperas de nuestro tiempo, no por estudiarlas, sólo por escucharlas de vez en cuando en el teatro. En todo esto tengo un propósito que usted entenderá. Entonces le repito: de todos los compositores del pasado o del presente soy el menos erudito. Vamos a entendernos, le repito que no es una travesura: estoy hablando de erudición, no de sabiduría musical. Mentiría si negara que en mi juventud he estudiado muy duro. Esa es la razón por la que mi mano es firme para dar a los sonidos la forma que deseo, y tengo la seguridad necesaria para conseguir los efectos que tengo en la mente. Y cuando escribo algo que no está de acuerdo con las reglas, lo hago porque, en ese caso, las rígidas reglas no me dan lo que necesito y porque no creo que de verdad todas las reglas que han sido enseñadas hasta hoy sean buenas. Los libros de contrapunto deben ser revisados.
Giuseppe Verdi, de una carta al Signor Filippi, 4 de marzo de 1869